Modernismo en Barcelona



De toda la península, el lugar donde el modernismo se desarrolló con mayor intensidad, fue sin duda en Cataluña, concretamente en Barcelona.
Se dan varias razones para ello:
Por un lado, mientras en el resto de España dominaban todavía las estructuras agrarias, en Cataluña ya había estallado la revolución industrial,  provocando el nacimiento de una nueva clase social: la burguesía.
De la riqueza generada por esta incipiente industrialización nace entre la burguesía un sentimiento nacionalista que apostará por recuperar la cultura y la identidad catalanas (Renaixença). Una burguesía que para distinguirse del resto, para mostrar al mundo que han triunfado y se han enriquecido, se hace construir sus casas, sus locales sociales, sus fábricas e incluso sus iglesias con el estilo predominante de la época: el modernismo.
Estos ricos burgueses fueron claves para el desarrollo de este movimiento, ya que se convirtieron en los mecenas de los arquitectos, dotándolos de gran libertad artística.
En Cataluña el modernismo empezó en las últimas décadas del siglo XIX, y se prolonga hasta 1926, coincidiendo con la muerte de Gaudí.
El modernismo catalán se caracteriza por su explosión de color, por una decoración llevada al extremo (a diferencia del modernismo europeo), por una gran simbología identitaria y una decoración muy floral, inspirada en las formas de la naturaleza (un intento por plasmar la idea de paraíso terrenal), que buscaba la complejidad compositiva. Para ello utilizaban las líneas ondulantes y asimétricas, a veces lánguidas y otras cargadas de una fuerte expresividad.
Debido al crecimiento de la ciudad a raíz de la revolución industrial, se derrumbaron las murallas y Barcelona creció, siguiendo la planificación urbanística de Ildefons Cerdà, ideada en cuadrícula, dando como resultado lo que hoy conocemos como el Eixample de Barcelona (ensanche), del que destacaríamos el Paseo de Gracia.
El Paseo de Gracia es el museo modernista al aire libre más grande del mundo, ya que alberga la mayor densidad de edificios de este estilo. En él se encuentran obras tan emblemáticas del modernismo como la casa Milà de Gaudí (la Pedrera), o la famosa manzana de la discordia, donde tres espectaculares edificios que compiten en belleza y prestigio social, como son la casa Lleó Morera (Puig i Cadafalch), la casa Ametller (Puig i Cadafalch) y la casa Batlló (Gaudí).
Entre los arquitectos más destacados están Antoni Gaudí, Domènech i Muntaner i Puig i Cadafalch. Pero sería injusto no mencionar arquitectos de menos renombre, pero con magníficos trabajos a sus espaldas, como Antoni de Falguera, Enric Sagnier, Bonaventura Bassegoda, Manuel J. Raspall, y César Martinell, discípulo de Gaudí, que se especializó en edificios para la industria del vino (a quien le dedicaremos un aparte en un futuro).

Lorena

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